Paul Karl Feyerabend (1924-1994) Nació en Viena. Participó en la Segunda Guerra Mundial en el ejército alemán, alcanzando el grado de teniente. Se interesó en el canto, escenografía, historia y sociología; sin embargo, se inclinó hacia la física. Publicó su primer artículo, que versaba sobre la ilustración en la física moderna, en el que se mostraba profundamente positivista, en la línea del Círculo de Viena. Se doctoró en 1951 y recibió una beca de un año para estudiar, escogió Karl Popper como supervisor, en la London School of Economics. En Viena, tradujo al alemán La sociedad abierta y sus enemigos, de Popper. En 1955 se trasladó a la Universidad de Bristol. Publicó diversos artículos en los que se detectan claras influencias del racionalismo popperiano.
En 1959 se nacionalizó estadounidense. Escribió con una pasión difícil de encontrar en ningún otro filósofo de la ciencia. En sus ensayos utilizó un lenguaje claro y expresivo que influyera en el lector, alejándose del lenguaje frío y aséptico que es una de las limitaciones que, según Feyerabend, sufre un científico. Emplea con frecuencia citas de filósofos marxistas como Lenin, entre otros. A lo largo de su vida ha experimentado una evolución constante: popperiano, antirracionalista, empirista, antiempirista, antipositivista, relativista; siempre con un alto grado de anarquismo y criterio crítico; creador del anarquismo epistemológico. Es uno de los dos autores de la Tesis de la Inconmensurabilidad.
Comenzó a escribir artículos en los que hacía una revisión crítica del empirismo. Introdujo en su filosofía el concepto de inconmensurabilidad (aunque el término en sí fue fijado posteriormente), que también encontramos en Wittgenstein y Kuhn, para referirse a teorías científicas disjuntas, es decir, aquellas cuyos universos conceptuales son totalmente incompatibles e intraducibles entre sí. Para los fines de 1960 sus artículos comienzan a revelar su giro hacia una especie de pluralismo teórico según el cual el mejor mecanismo para el progreso pasa por introducir el mayor número posible de hipótesis alternativas, tal como publicó en un largo artículo en 1970 Contra el método, Tratado contra el método (1975). La ciencia en una sociedad libre (1978), Adiós a la razón (1987), Dialogo sulla conoscenza (1991), Matando el tiempo (1995). Las críticas negativas iniciales que recibió su libro Contra el método le costaron, como narra en su autobiografía (Matando el tiempo), una profunda depresión. Murió en Zúrich.
Feyerabend contradice el apoyo que le daba al positivismo
En sus primeros escritos, apoyaba el positivismo, afirmaba que la función de la epistemología no era describir cómo actúan los científicos, sino cómo deberían actuar. Su epistemología era totalmente metodológica, sin ninguna preocupación metafísica. Defendía la multiplicación de teorías como el mejor camino para el progreso. Mostraba una clara influencia popperiana. En su “Tratado Contra el método” (1975) hace una crítica de la lógica del método científico racionalista, apoyada en un estudio detallado de episodios claves de la historia de la ciencia. Testificaba que la investigación histórica contradice que haya un método con principios inalterables, que no existe una regla que no se haya roto, lo que indica que la infracción no es accidental sino necesaria para el avance de la ciencia consistente con todos los . Además, denuncia que hay un esfuerzo continuo para encerrar el proceso científico dentro de los límites del racionalismo, de manera que un especialista acaba siendo una persona sometida voluntariamente a una serie de restricciones en su manera de pensar, de actuar e incluso de expresarse. La educación científica se concibe hoy como una simplificación de la racionalidad que se consigue mediante la simplificación de las personas que participan en la ciencia. Feyerabend alegaba que ninguna teoría sería nuncahechos relevantes. Justifica la contrainducción diciendo que hay teorías en las que la información necesaria para contrastarlas sólo sería patente a la luz de otras teorías contradictorias con la primera. La historia de la ciencia proporciona ejemplos de la contrainducción en acción. Por ejemplo, Galileo tuvo que recurrir a la contrainducción para falsear los razonamientos con los que los físicos aristotélicos negaban el movimiento de la Tierra. Por tanto el uso de la contrainducción sería, simplemente, aprovecharse de una manera consciente de la propia forma de ser de la ciencia.
Realizado Por: Isabel Galindes
q jopo con este man
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